Las personas reaccionan al estrés de manera diferente y la manera en que reaccionamos puede repercutir en la posibilidad de desarrollar problemas de salud graves, incluidas enfermedades cardíacas.
La reacción del cuerpo al estrés puede incluir dolores musculares y dolores de cabeza, distensión en la espalda, dolores de estómago y otros síntomas físicos. El estrés también puede hacer que se sienta cansado, alterar los patrones de sueño normales, y volverlo irritable, olvidadizo y fuera de control. Cuando el estrés es constante, su cuerpo funciona a toda velocidad durante días o semanas, lo que puede derivar en problemas médicos más importantes.
Los períodos de estrés excesivo y generalizado pueden tener efectos directos en la salud, como presión arterial alta y niveles más altos de colesterol. Las repercusiones indirectas, como el aumento de comportamientos y hábitos que empeoran la salud y el funcionamiento físicos, incluyen fumar, comer en exceso o realizar menos actividad física.
Siempre es una buena idea controlar sus niveles de estrés para mejorar su salud general. Se están realizando estudios en los que se analiza con más detalle la manera en que controlar el estrés reduce el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca debido a los efectos directos del estrés en la salud. Los pacientes que han sufrido un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular y se sienten deprimidos, ansiosos o abrumados por el estrés deben comunicarse con su equipo de atención médica para obtener ayuda adicional.
Se puede reducir el estrés de diferentes formas. Comprender qué desencadena el estrés e identificar sus síntomas puede ser el inicio del proceso de manejo del estrés. De esa manera, podrá reconocer y modificar los desencadenantes de los niveles elevados de estrés. El primer paso para modificar su respuesta al estrés es identificar los factores estresantes y preguntarse: «¿Qué puedo dejar de hacer y qué puedo dejar ir?».
Después de que haya eliminado o modificado los factores estresantes externos, es momento de desarrollar habilidades y técnicas de manejo del estrés específicas. Se pueden hacer muchas cosas para manejar el estrés y desarrollar recursos. Como psicóloga, normalmente le pido a las personas que adopten aspectos de cada una de estas categorías: física, emocional, mental y espiritual.
Entre algunas de las ideas que pueden adoptar se incluyen las siguientes:
- Aproveche sus fortalezas.
Reflexione: «Me siento con más energía, realizado y lleno de vida cuando estoy…» - Participe en actividades sociales.
Hable con colegas o seres queridos, o póngase al día con un viejo amigo de manera virtual. - Colabore con los demás. Intente ser voluntario o llevar a cabo un acto de bondad espontáneo.
- Comience algo.
Sea creativo e inténtelo durante cinco minutos al principio. - Comience a escribir un diario.
Sea consciente de su vida diaria.
Hay varias cosas que puede hacer para aliviar el estrés en su vida, entre ellas:
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Hacer ejercicio con regularidad;
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Desafiar los pensamientos negativos y catastróficos;
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Evitar fumar y la cafeína;
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Comer alimentos con un alto valor nutritivo;
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Mantener un peso saludable.
En algunos casos, los medicamentos pueden ser de ayuda. Sin embargo, cuando se trata del estrés, los medicamentos suelen utilizarse como último recurso. En su lugar, trate de manejar el estrés que está sufriendo a través de la relajación u otras técnicas para reducir el estrés que haya aprendido. Además, asegúrese de no confundir el estrés con un trastorno de ansiedad, que es una afección distinta que debe analizar con su equipo de atención médica.
Sí, el estrés puede ser bueno para usted. El estrés «bueno» puede provenir de las bodas, un trabajo que ama o sus hijos. A veces, muchas de las cosas que ama también pueden ser algunos de los desafíos más importantes.
Todos necesitan un poco de estrés para motivarse a enfrentar los desafíos diarios y, a la larga, promover un funcionamiento óptimo en la vida diaria. El estrés que está bajo control puede mejorar la atención y la concentración, motivarlo a conectarse más con otras personas y brindarle una sensación de control, lo que promueve una mejor salud.